Esta semana me subí varios juegos a casa de Antonio ya que en la mía apenas los jugamos (Pilares de la Tierra, Infiltration, Those Pesky Humans y Pandemic). La semana pasada se elevaron airadas protestas acerca de porqué no estaba el Pilares de la Tierra que quería jugar Nino y por eso decidí subirlos.
Bueno, al grano. A pesar de ir cargado como un burro y tras casi montar el Pilares, decidimos finalmente montar el Cyclades pues hacía siglos que no jugábamos. De hecho es una de las primeras entradas de este blog (Marzo 2012). Si quieres leerla la tienes aquí...
Releyendo la entrada he visto que por aquél entonces no hablaba nada acerca de las reglas ni nada por el estilo, así que voy a hacer una pequeña reseña de las mismas.
Al abrir la caja nos encontramos con un juego muy visual. Se nota que se han preocupado en el aspecto estético. Incluye unas figuras de plástico tipo Descent muy chulas, eso sí, en perfecto plástico blanquecino, así que si te gusta pintarlas, pues ya sabes, escríbeme para que te deje las nuestras, je je je.
Las figuras también están muy conseguidas. De hecho, cada jugador tiene unos barcos y guerreros diferentes no sólo en el color sino también en la forma.
Por último el tablero es modular, dividido en dos tableros impresos por las dos caras, para montarlo cuando juegan de 2 a 5 jugadores. Sin complicaciones, de un material muy duro y con las ilustraciones preciosas.
Por último las cartas. Muy estándar y con dibujos muy elaborados. En definitiva, una gozada para la vista. Una vez desplegado en la mesa, impresiona.
El objetivo del juego es conseguir construir dos Metrópolis, las cuales se pueden conseguir de tres formas. O bien construyendo las cuatro construcciones posibles del juego, una por cada Dios, o bien consiguiendo cuatro cartas de Filósofos, o bien conquistando una Metrópolis de otros jugador, que es donde está la gracia.
Para ello dispones de ejércitos de tierra y mar con los que atacar, seres mitológicos que te ayudarán a acelerar las cosas y dinero para construir y comprar/sobornar a los Dioses.
Al principio cada jugador comienza en un par de islas donde hay cornucopias, o bien una o bien dos, pero el caso es que al principio todos tienen 2 cornucopias. Al principio del turno, cada jugador coge tantas monedas como cornucopias controle en sus islas. Las cornucopias aparecen también en el juego cuando alguien utiliza a Apollon (menos cachondeo, eh?) y puede añadir una donde quiera.
Y aquí radica la mitad del juego, ya que es IMPRESCINDIBLE tener pasta. Sin ella no puedes hacer prácticamente nada. A partir de aquí te enfrentas a un juego de apuestas y gestión de recursos con un poco de puteo y batalleo sin pasarse.
La mecánica, aunque en un principio puede parecer complicada, resulta sencilla en cuanto se juegan un par de rondas. Se basa en un sistema de apuestas en el que los jugadores, por orden, deben seleccionar los favores de un Dios, diciendo cuántas monedas van a pagar por dicho favor.
Cada Dios te permite hacer acciones diferentes, pagando pasta, por supuesto.
- Ares permite aumentar y desplazar tropas y construir una fortaleza que defenderá la isla donde esté.
- Poseidón aumentar y desplazar barcos y construir un puerto que defenderá la isla de los ataques marítimos.
- Atenea permite conseguir filósofos y un templo que se necesita para la Metrópolis.
- Zeus permite conseguir Sacerdotes, que reducen el gasto de las compras de los favores de los Dioses y crear un templo que también reduce el coste de contratar a las criaturas mitológicas.
- Apollon, que te permite coger una cornucopia y pasta adicional
Lo divertido está que si otro jugador aumenta tu apuesta, tienes que mover tu ficha a otro Dios y apostar más de lo que hubiera ya apostado. Si no puedes, te vas a Apollon, donde todos pueden conseguir sus favores sin pagar. De esta forma se crea un divertido juego de puteo y cálculo de a dónde va a parar tu ficha para conseguir el favor deseado.
Además, el turno de los jugadores está muy bien balanceado ya que si un jugador ha sido el primero en jugar, la siguiente ronda será el último, con lo que el juego se equilibra mucho. Todo un puntazo.
La otra parte divertida del juego son las criaturas mitológicas. En su turno, cada jugador puede pagar pasta (aquí hay que pagar por todo) para utilizar una criatura que aparece en unas cartas que van cambiando cada turno. Algunas son permantentes y por tanto se representan con una ficha que se coloca en el tablero, como por ejemplo el Cracken que hundirá barcos a tu antojo, muy majo el bicho.
Curiosamente, la partida que jugamos acabó muy parecida a la que echamos en Marzo. Nino subió a lomos de Pegaso un montón de tropas y me quitó mi Metróplis ganando el juego. Por cierto, la otra Metrópolis se la quitó a Antonio, así que el mamoncete ganó a base de robar a los del Atleti, como se nota que es del Madrid, je je je.
En esta ocasión jugamos 4 jugadores, a diferencia de la de Marzo que fuimos 5. No se notó nada diferente, el juego es prácticamente igual ya que el tablero se reajusta al número de jugadores, así como los Dioses a seleccionar. Al ser 4 jugadores, uno de los Dioses al azar no está disponible en cada turno.
En definitiva puedo decir que es un juego que nos gusta a todos pero lo jugamos poco. A mí la verdad que me gusta mucho, pero bueno, ya sabéis como es esto, con tantos juegos al final pagan justos por pecadores.
Como será la cosa que Ramón le compró la ampliación de Hades hace meses, le hice un unboxing y aún no lo hemos probado. Según Ramón el juego cambia drásticamente, cosa que nos echa para atrás un poco, pero es cuestión de echarle ganas y leerse las reglas, bueno, mejor dicho, leerme las reglas... ¿algún voluntario?
Aquí os dejo el cutre-unboxing por si querés echarle un vistazo. En breve comentaremos partidas con la ampliación. Por cierto, menos mal que el juego no depende del idioma porque la ampliación viene en 6 idiomas excepto el español, hay que joderse!!
Aaaaadios.
(aquí debería ir un vídeo, pero no hay coj... de subirlo, volved más tarde)